Podemos interpretar Ars Focus desde el latín como “El Arte del Enfoque”, es decir, el arte de concentrarse en un punto de interés. En otras palabras, se trata de centrar la atención en una persona, un objeto o una escena, capturando su esencia a través de la luz. Este principio es la base del arte de la fotografía y refleja nuestro propósito: preservar, rescatar y realzar esas imágenes que, al ser capturadas por un lente, se convierten en obras de arte. Cada fotografía es una ventana al pasado, un instante detenido en el tiempo, registrado para la posteridad.
Antes de la era digital, estas valiosas imágenes estaban resguardadas en soportes físicos frágiles, vulnerables a elementos como la luz del sol, el agua o la humedad. El simple paso del tiempo representaba un riesgo inminente de deterioro o pérdida irreversible. Es en este contexto donde surge nuestra misión: llevar esas memorias al mundo digital, restaurar los daños sufridos y, en algunos casos, reinterpretar los tonos en blanco y negro para darles nueva vida a través del color.
Nuestro trabajo no es solo una cuestión técnica, sino también un acto de conservación histórica y artística. Cada imagen que rescatamos o restauramos es una contribución al legado visual de nuestra humanidad, asegurando que esos momentos capturados no solo perduren, sino que brillen con la misma intensidad con la que fueron registrados originalmente.