Cuando nos llega una imagen lo primero que hacemos es analizar y determinar su estado, además de detalles propios de la imagen, como la exposición o la nitidez. A la imagen se le asigna una categoría (I, II o III) según sea su estado al momento de llegar a nuestras manos y según ello dependerá el tiempo y trabajo requerido así también como el valor. De igual manera aquello puede variar, por lo que se trata en cada caso en particular con el cliente.
Recuerda siempre que todo depende del estado inicial de la imagen. Un mal escaneado o un mal fotografiado de la imagen puede afectar enormemente el proceso.